El Tabernáculo

EL SANTUARIO

El estudio del tabernáculo proporciona una fuente importante de conocimiento y sabiduría para entender el propósito de Dios con su pueblo; su mobiliario, sus utensilios, la manera en como fue diseñado y construido por Su voluntad directa, hace comprender los aspectos necesarios para tener un encuentro directo con Él, ya que el Tabernáculo sería el primer lugar físico donde Dios habitaría (Éxodo 25:8), el medio de conexión con Israel, por lo que era Santo y delicado, pues Dios es puro y perfecto. Las medidas precisas de todo lo que al tabernáculo se refiere, modelos, diseños, varones escogidos para obra primorosa, el lugar y la posición de cada mobiliario, el material con que se debía realizar, la vestidura de los que participarían en sacerdocio y del Sumo Sacerdote, fueron dadas con detalle por Dios.

La escritura nos enseña tres lugares donde Él habita.


1- EL TABERNACULO

No era posible que Dios habitase en los corazones de aquellos que salieron de Egipto, pues 430 años de esclavitud hizo que sus mentes y corazones estuviesen tan contaminados que era necesario descontaminarlos por completo; el simple hecho de que la ruta de Egipto a la tierra prometida, pasando antes por el monte Horeb, lo pudieron haber hecho en días, se convirtió en 40 años por la dureza de sus corazones. Constantemente estaban anhelando volver a Egipto, vieron el poder de Dios antes de salir (Las Plagas), al cruzar el Mar Rojo, durante el desierto (Mana, Agua, Sombra, Fuego) y aun así anhelaban su pasado. Fue por esto que todos los que salieron de Egipto murieron en el desierto, a excepción de Josué y Caleb, que por misericordia y voluntad de Dios, lograron llegar a la Tierra prometida junto con una nueva generación; ni Moisés logro entrar por desobedecer a Dios. Es por ello que Él ordena la construcción de un santuario para habitar en medio de su pueblo (Éxodo 25:8)

Más adelante este Tabernáculo es reemplazado por una espectacular obra realizada por el Rey Salomón (1º Reyes capítulos 5 al 8), fue destruido años mas tarde por el Rey Nabucodonosor ("...y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de los príncipes quemó a fuego..." 2º Reyes 25:9) y reedificado por los que volvieron del exilio en Babilonia (Libro de Esdras y Nehemías)


2- JESUCRISTO

Dios, en su gran amor y misericordia envía a su Cordero (Juan 1:29), habitando plenamente en él (Colosenses 2:9). Cristo en todo su ministerio mostro su poder, su amor y su compasión, derramando la sangre que nos da la vida y el perdón, esa sangre es aquella que se ofrecía en el tabernáculo para remisión de pecado; un cordero sin manchas, ni arrugas, ni contaminación, era la ofrenda de paz (Éxodo 3), ofrenda por el Pecado (Éxodo 4), ofrenda por la Expiación (Éxodo 5), pagando el precio, Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.  por nuestras paz, por nuestro pecado, por nuestras rebeliones, y por sus llagas fuimos todos nosotros curados. La plenitud de Dios habito en Cristo, cumpliéndose las profecías del Mesías prometido, Dios manifestado en carne y revelando su Nombre (Isaías 52:6 - Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente)


3- SU IGLESIA

Para nuestros tiempos, ya Dios no habita en templos ni santuarios hechos a mano de hombre, sino que mora en corazones por medio de la manifestación de Su Espíritu Santo, que empezó el día de Pentecostés (Hechos 2) y esta vivo, latente en nuestro presente. (Efesios 3:17-19 "...para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios..." ) Esa plenitud de Dios, es su misma esencia que habita en nosotros al convertirnos en su Templo (1º Corintios 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?)


Es por ello que entender el objetivo del Tabernáculo y lo sucedido en su proceso hasta la cruz del calvario, nos da a entender la importancia de la santidad para que Dios habite en nuestros corazones. Cada cortina, lazada, corchete, tabla, basa, columna y velo del tabernáculo tiene una representación espiritual del más alto nivel dentro del propósito de Dios; tomando en cuenta que fue Él mismo quien escogió a los que llevarían a cabo la obra primorosa del santuario y mostro a Moisés los diseños de cada componente. El material con que se construyó este primer santuario fue ofrendado por el pueblo de Israel de voluntad y de corazón (Éxodo 25), éstos recordemos que saquearon a Egipto antes de su salida apresurada, llevando consigo oro, bronce, piedras preciosas, joyas y objetos de gran valor, que analizándolos, se convirtieron en parte de la ofrenda a Dios.

El santuario se dividió en 3 partes dentro de 2 obras, el Atrio del Tabernáculo, y el Tabernáculo que abarca el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Dirigido por Itamar (hijo de Aaron), también dos hombres quienes fueron escogidos directamente por Dios y llenos de Su Espíritu en sabiduria para trabajar en todas las cosas que Dios mando a Moisés: Bezaleel (Ciencia, arte, diseño, trabajo en oro, plata, bronce, piedra, madera y toda clase de labor ingeniosa) y Aholiab (Trabajo en obra primorosa en purpura, carmesí, lino fino, telar).

EL ATRIO DEL TABERNACULO

En el Atrio se colocarían el Altar de Bronce, la Fuente de Bronce y el lugar donde entrarían los que llevaban ofrendas a Dios, los sacerdotes podían servir y los levitas adorar.



EL TABERNACULO

Ubicado dentro del Atrio, seria el lugar donde se cubría el lugar Santo y el lugar Santísimo

En el Lugar Santísimo estaría el Arca del Testimonio, con su propiciatorio y, dentro del Arca el testimonio y el pacto (Las Tablas que Dios escribió y dio a Moisés). Solo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año el día de la Expiación.

En el Lugar Santo estaría el Altar de Incienso, la Mesa del Pan de la proposición y el Candelero de oro. Los sacerdotes podían entrar hasta este lugar para participar del servicio.

COBERTURA EXTERIOR


PARED EXTERIOR


SEPARACION DEL LUGAR SANTO Y SANTISIMO


ENTRADA DEL TABERNACULO

Éxodo 36:8 inicia relatando la construcción del tabernáculo, dirigido por aquellos hombres que fueron escogidos directamente por Dios y llenos de Su Espíritu, detallando inclusive la cantidad de metales usados para la obra (Éxodo 38:24-31).

No hay un tiempo exacto que las escrituras confirmen, duró la construcción del tabernáculo, la única fecha de referencia que existe es la del día en que se levantó la obra (Éxodo 40) que según la Biblia fue el 1º día del segundo año a la salida de Israel de Egipto, es decir, 1/Abid/Año 02 del calendario hebreo; y, al terminar la construcción la Gloria de Dios llenó todo el tabernáculo, y no podían Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube (Teofanía de Dios) estaba sobre él, y la Gloria de Dios lo llenaba todo, cumpliéndose así la voluntad de Dios de habitar en medio de su pueblo.

MOBILIARIO


"Dios mostró a Moisés las formas, maneras, modelos y todo lo relacionado al mobiliario y utensilios del Tabernáculo"

Éxodo 25:40 / 27:8, Hechos 7:44, Hebreos 8:5



Bezaleel ("En la sombra de Dios" - Hijo de Uri, hijo de Ur, de la tribu de Judá) y Aholiab ("La Tienda Del Padre" - Hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan) fueron los artífices en el diseño del mobiliario y utensilios; llenos del Espíritu de Dios, en sabiduria y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para trabajar en toda clase de labor (Éxodo 31); el tabernáculo, la mesa y sus utensilios, el candelero limpio y todos sus utensilios, el altar de incienso, el altar del holocausto y todos sus utensilios, la fuente y su base, los vestidos del servicio, las vestiduras santas para Aarón el Sacerdote, las vestiduras de sus hijos para que ejerzan el sacerdocio, el aceite de la unción y el incienso aromático para el santuario, hicieron conforme a todo lo que Dios mandó.

ARCA DEL TESTIMONIO

Éxodo 25:10


PROPICIATORIO

MESA PAN PROPOSICION

Éxodo 25:23

CANDELERO DE ORO

Éxodo 25:31

FUENTE DE BRONCE

Éxodo 30:17

ALTAR DE BRONCE

Éxodo 27:1

ALTAR DE INCIENSO

Éxodo 30:1

ACEITE DE LA UNCION E INCIENSOS

Éxodo 30:22

ACEITE DE LA SANTA UNCION


INCIENSO



ACEITE PARA LAS LAMPARAS

Éxodo 27:20

SACERDOTES

VESTIDURA SACERDOTES

Éxodo 28:1

PRIMER SUMO SACERDOTE: AARON

PRIMEROS SACERDOTES: NADAB, ABIU, ELEAZAR, ITAMAR


Las vestiduras del Sumo Sacerdote y de los Sacerdotes son para honra y hermosura, hechos de obra primorosa (Alta Costura o Trabajo Exquisito).



VESTIDURA SACERDOTES

VESTIDURA SUMO SACERDOTE


EFOD


PECTORAL


MANTO


MITRA


TUNICA BORDADA


CINTURON


CALZONCILLOS


OFRENDAS

El principal propósito de Dios al ordenar un santuario, fue poder habitar en medio de su pueblo, y esto ameritaría la visitación del pueblo ante Dios para que se presentarán ante Él. Dios en su poder ha demostrado en toda la historia que tiene la facultad única de perdonar pecados, de traer paz y reconciliación, y esta acción de buscar estos beneficios conlleva realizar un sacrificio, que Dios mismo estipulo, sea la manera en como Dios respondería a su pueblo; acción que conocemos hoy día como "Ofrendas", ya que el último y gran sacrificio fue el de Cristo en la cruz del calvario, él fue ese "Cordero de Dios" (Juan 1:29) que quitó el pecado del mundo, él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:5). 

Antes del tabernáculo, Dios no estipuló como mandamiento ni ley, sacrificios ni ofrendas. Aunque sí encontramos por las escrituras antecedentes de estos actos que son, en cierto sentido, memorables para Dios.

Abraham, Isaac y Jacob continúan esta línea de "Edificar Altar a Dios" y ofrecer sacrificio, holocausto, invocando Su Nombre, pero éstos como sus anteriores los realizaron de voluntad a Dios. A excepción del momento en que Dios ordena a Abraham que sacrifique a Isaac, pero era para ser probada su fe, dándole Dios entonces ese derecho a ser conocido como "El Padre de la fe", pues no rehusó en sacrificar a su hijo, aquel que Dios le prometió le daría.

La primera ofrenda estipulada por Dios, fue para construir el Tabernáculo, sus mobiliarios y utensilios. Éxodo 35:4-9 "...Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especies para el aceite de la unción y para el incienso aromático, y piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral..." continua en versos 20-21 "...Y salió toda la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés. Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las vestiduras sagradas..."

El libro de Levíticos empieza detallando las formas en que Dios manda. sean presentadas ofrenda para Él, mostrando su Soberanía ya que no cualquier ofrenda ni sacrificio aceptaría, solo aquella que le agrada. Dios mismo decide qué, cómo y cuales ofrendas debían presentar ante su presencia.

LOS HOLOCAUSTOS

Hace referencia a una ofrenda encendida (constante), donde se debe incluir la totalidad del animal sacrificado pues es ofrenda a Dios.

LAS OBLACIONES (Ofrendas Cereales)

Debían hacerse siempre con sal, sin levadura, sin miel; debía ser encendida, eran santísimas de las ofrendas que se queman para Dios.

OFRENDAS DE PAZ

La persona que presentaba la ofrenda debía colocar su mano sobre la cabeza del animal sin defectos, a la puerta del tabernáculo de reunión. Toda la Grosura es de Jehová por estatuto perpetuo, 

OFRENDAS POR EL PECADO

Cuando alguien pecare por yerro (falta o delito cometido por ignorancia o malicia) en alguno de los mandamientos de Dios sobre cosas que no se han de hacer. Quien lo ofrezca colocara su mano sobre su cabeza y le degollará.

OFRENDAS EXPIATORIAS

ANALOGIA

Recordemos que el tabernáculo fue el santuario diseñado por Dios para que Él mismo habitase en medio de su pueblo (Éxodo 25:8), ahora bien, esto ya no es para nuestros tiempos, pues Dios no habita en templos hecho por hombres (Hechos 17:24-25), ahora habita en los corazones de aquellos que le reciben convirtiéndonos en el Templo de su Espíritu Santo (1º Corintios 6:19). Ahora bien, cada mobiliario del Tabernáculo tiene un significado espiritual, inclusive el atrio, las cortinas exteriores reflejan el deseo de aquello que Dios quiere que tenga el lugar donde Él habite. Analicemos ahora la distribución del santuario y lugar de cada mobiliario, según orden directa de Dios.

EL ATRIO

Fue el área que rodeaba el tabernáculo. Dentro de ella estaban dos mobiliarios importantes de adoración ceremonial: el Altar de Bronce y la Fuente de Bronce.

El Atrio representa nuestra posición en Cristo, como "el rebaño" del cual Cristo es el Pastor

Solo existía una puerta de entrada y salida, esto nos muestra que hay solo un plan de salvación, un solo camino, una sola puerta en el reino de Dios.



EL TABERNACULO

Esta sección fue dividida en dos partes: El lugar Santo (Donde se colocaría el Candelero, la Mesa de los panes de la proposición y el Altar de Incienso) y El Lugar Santísimo (Aquí estaba el Arca del Testimonio también conocida como "Arca del Pacto" ó "Arca de la Alianza", con su propiciatorio). Un velo era la puerta de acceso o separación del Atrio al Tabernáculo, y las secciones internas estaban divididas con un velo el cual será vital para entender el papel de Cristo. Su cobertura esta sobre basas de plata, dos debajo de cada tabla y cuatro debajo de los pilares del velo. Éstas fueron hechas con el dinero del rescate dado por cada mayor de 20 años (Éxodo 30:11-15).

Estas basas tipifican el precio que Jesus pago por nuestras almas, pues fuimos comprados por un precio, no con plata sino con la sangre del Cordero

Si alguno se hubiera negado a pagar el precio de su rescate, se hubiera convertido en objeto del juicio divino, el Señor ordenó a Moisés que tomara el rescate de cada uno “...para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado...”. Toda persona que rechace reconocer a la sangre de Cristo como su única esperanza de salvación, se hace sujeto del juicio de Dios, que es la muerte segunda. La gente moralmente buena, pagó el mismo precio que la gente sumamente mala. Los que han cultivado vidas morales, necesitan la sangre de Cristo, tanto como los que han andado en mala vida.


El nombramiento de los dos pilares del Templo de Salomón, demuestra que los pilares eran muy significativos, llamó a uno Jaquín y al otro Boaz (1º Reyes 7:21). Jaquín quiere decir “Él establecerá”, y Boaz quiere decir “En Él está la fuerza”. En los pilares, nosotros vemos la fuerza o el poder de Dios, que reposa en Cristo Jesús (Mateo 28:18; Efesios 1:18-19; 1º Pedro 3:22). Jesús es el poder de Dios, y Él da poder a sus seguidores (Éxodo 15:2; Salmo 29:11). David encontró tanto la fuerza como la belleza del Señor retratada en el santuario (Salmo 96:6). En la palabra Jaquín, encontramos otra fase de la obra de Cristo estableciendo a los santos (1º Pedro 5:10).

Había cuatro pilares para la puerta del Atrio, cinco pilares para la puerta del Tabernáculo, y cuatro pilares para el velo. A diferencia de los otros pilares que tenían capiteles de plata, los pilares para el velo fueron cortados y fueron colocados justo antes del lugar de gloria. Isaías profetizó que justo antes de que Cristo estableciera su gloria, Él sería cortado (Isaías 53:8). Él estuvo dispuesto a soportar la cruz, menospreciando el oprobio, para tomar la gloria que fue puesta sobre Él (Hebreos 12:2).

En el presente, la Iglesia es morada de Dios y sus miembros son columnas de la verdad (Jeremías 1:18; Gálatas 2:9; 1º Timoteo 3:15, Apocalipsis 3:12). Tal como los pilares sostenían y lucían la cortina blanca de lino, así estos son un símbolo de la integridad de Cristo (Efesios 4:24; 1º Pedro 2:9). Así como los pilares se mantenían derechos, los cristianos que no permanezcan firmes serán castigados (Amós 6; Sofonías 1:12).

MOBILIARIO

Los muebles en el Tabernáculo y en el Atrio, formaron una cruz. En el libro de Hebreos se explica que el ministerio de los sacerdotes en el santuario sirve como “figura y sombra de las cosas celestiales” (Hebreos 8:4-5). Aunque aún no hubiera sido revelada la cruz sobre el monte Calvario, ésta siempre existió dentro del plan de Dios, y su sombra fue puesta mil quinientos años atrás en la arena del desierto, por la disposición de los muebles de Tabernáculo (Hebreos 9:1-24).

El orden del mobiliario es tal, que podemos remontar en él, un tipo de los pasos de Cristo desde la cruz al trono.

En el extremo derecho estaba el altar de bronce, un símbolo del sacrificio de Cristo en nuestro lugar. Este es una representación de Cristo sobre la cruz. Notamos el contraste en el extremo izquierdo, donde los querubines cubrieron el propiciatorio, que muestra una hermosa representación de Cristo sobre el trono. El Lugar Santísimo era el trono de Dios en Israel. Por lo tanto, las dos secciones del Tabernáculo muestran el contraste entre las dos venidas de Cristo: la primera para morir y la segunda para reinar.

Cristo, conociendo la gloria de su reinado sobre el trono, estuvo dispuesto a sufrir la cruz (Hebreos 12:2). Los cristianos que comprenden el plan de Dios como fue revelado en el mobiliario del Tabernáculo, no ven sólo las pruebas, sino que las afrontan con paciencia, pues también están viendo la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse (Romanos 8:18).

El propiciatorio era el trono de Dios en Israel. La sangre rociada en el propiciatorio, convertía el Trono de Dios, de un tribunal a un lugar de misericordia. Podemos ahora acercarnos “pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Jesús, como nuestro sumo sacerdote, rocía el trono de Dios con su propia sangre. Las Escrituras revelan el propiciatorio como un símbolo directo de Jesús. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:24-25).

EL VELO

"...También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo..."

Éxodo 26:31-36

Esta cortina no sólo era hermosa sino que también era increíblemente fuerte. Dos yuntas de bueyes tirando en direcciones opuestas no podían rasgarlo. Este velo señala directamente a la humanidad del Señor Jesús. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne” (Hebreos 10:19-20). La carne de Jesús es el verdadero velo, del cual el velo del Santuario fue sólo un símbolo. 

El velo ocultó la gloria de Dios, que brilló entre los querubines. Simplemente detrás de él, habitó la divina presencia del Dios Todopoderoso. A partir de este hecho, el velo fue un símbolo profético de que algún día, Dios que es un Espíritu, aparecería envuelto en un velo de carne. El Jehová invisible, iba a venir a la tierra en forma humana. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). “Dios fue manifestado en carne” (1º Timoteo 3:16). Ningún ser humano podía continuar con vida luego de mirar a Dios, y sin embargo, Dios mismo deseó revelarse a la humanidad. La única manera en que nuestro Dios, que es un fuego que consume (Hebreos 12:29), podría presentarse a los seres humanos pecadores, fue escondiéndose detrás de un velo de carne. “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas”. (Isaías 45:15).

La gloria de Dios que habitaba detrás del velo del Tabernáculo, es uno de los más claros ejemplos bíblicos de la verdad de la encarnación. En la escena de la transfiguración, la gloria de Jehová brilló desde el interior del velo de carne de Jesús. En la oscuridad de la noche, prorrumpió una luz brillante que no proveía de la luna o de las estrellas, y sin embargo, irradió aquel lugar así como el sol irradia al mediodía. Ese destello de luz, que habitó continuamente detrás del velo, ahora traspasaba la carne de Cristo, iluminado su ropa, “y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos” (Marcos 9:3).

El velo, que en representación de su carne, fue hecho de lino blanco, demostró que su humanidad estuvo libre de pecado, y sin embargo, un simple intento de imitar su pureza no puede lograr nuestra salvación. El velo mantuvo a la gente por fuera de la presencia de Dios, sin embargo, la rotura del velo, abrió el camino al Lugar Santísimo.

La verdad retratada aquí, está en contradicción con la enseñanza moderna de que nosotros podemos alcanzar la salvación por medio de nosotros mismos, tratando de exhibir las mismas virtudes que Cristo exhibió. Supongamos que un sacerdote se haya detenido antes de atravesar el velo, admirando la esplendidez del lino y el exquisito bordado. Ese sacerdote tendría que admitir, que aun siendo hermoso, el velo era una barrera entre la presencia de Dios y él. Del mismo modo, los seres humanos pueden admirar las virtudes de la humanidad de Cristo, pero tendrán que admitir que están muy lejos de su perfección (Romanos 3:23). Por más que intente mejorar, la persona no regenerada es muy diferente a Cristo, así como la oscuridad es diferente a la luz. La única manera en que el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo, incluso en el Día de Expiación, fue con la sangre del altar del sacrificio. De igual modo, la sangre de Cristo nos permite entrar hoy en la presencia de Dios.

Nosotros no podemos llegar a Dios simplemente porque Cristo vivió una hermosa vida terrena sin pecado. Nosotros podemos llegar a su presencia, porque ese velo de carne fue roto, así como el velo del Templo. Cuando la carne de Jesús fue destrozada, Él murió en la cruz del Calvario. Dado que el velo era tan fuerte que ni dos yuntas de bueyes podían rasgarlo, y dado que el desgarro se dio desde la parte superior hasta la parte inferior, Dios mismo tuvo que romperlo.

“...Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo...” (Mateo 27:51). Esta verdad se hace clara cuando vemos que en el mismo momento en que Jesús murió, una mano invisible rasgó el velo del templo. 

La hora novena (Tres de la tarde), era la hora del sacrificio que se realizaba entre las dos tardes (Mateo 27:46). El sacerdote fue a sacrificar el cordero de Pascua en el altar de bronce que estaba en el Atrio del Templo. A esa misma hora, Jesús, el verdadero cordero pascual, fue sacrificado en el altar de sacrificio de la cruz del Calvario. “Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1º Corintios 5:7). En ese momento, Jesús clamó: “consumado es”, y muriendo, el velo del templo se rompió en dos, dejando de ser una barrera y presentando una nueva forma de vida posible en la presencia de Dios. La posibilidad de que el hombre fuera libre del pecado, hizo que la humanidad fuera apta para el cielo, porque el sacrificio de Cristo, abrió una nueva manera para que la humanidad pudiera disfrutar de la presencia de Dios.

Si Jesús solamente hubiera venido a la tierra para vivir una vida libre de todo reproche, para luego volver al cielo sin morir en la cruz, Él nunca habría podido procrear ningunos “hijos de Dios” que pudieran compartir con Él en el cielo, pues esa semilla habría tenido que quedarse sola. Pero debido a que ese grano cayó en el suelo y murió (Juan 12:24), ha sido capaz de producir mucho fruto. Es decir, Jesús fue capaz de producir más gente de su propia especie. Vemos la misma verdad aquí, como en la vara de Aarón que reverdeció. Realmente la vida brota de la muerte. Como dice la Escritura, “lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes” (1º Corintios 15:36). Los que entienden la razón por la cual el velo fue roto, y aceptan el sacrificio de Cristo creyendo que su muerte es el único camino a la vida eterna, son los únicos que escapan de la muerte que merecían.

Cuando el sumo sacerdote rociaba con sangre el Lugar Santísimo en el día de expiación, no tenía permitido sentarse o permanecer en aquella habitación sagrada. Tan pronto como terminaba la ceremonia, tenía que retirarse. Esto demuestra que aquellos sacrificios no fueron completos y perfectos. Pero cuando Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, entró con su propia sangre en el verdadero Lugar Santísimo en el cielo (Hebreos 9:24), Él se sentó a la diestra de Dios, lo que demuestra que su sacrificio fue completo (Hebreos 10:12). Esa ofrenda puede hacer perfectos a los que vienen a Él (Hebreos 10:14). Puesto que tenemos un sumo sacerdote cuya carne ha sido rota por nosotros, ahora podemos acercarnos “con corazón sincero, en plena certidumbre de fe” (Hebreos 10:22), “para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

LAS VESTIDURAS

Moisés, en el establecimiento Tabernáculo tipifica a Cristo, vistió a Aarón y a sus hijos en el siguiente orden:

La capa de lino, tipifica la rectitud con la que los santos son vestidos. “... el lino fino es las acciones justas de los santos” (Apocalipsis 19:8). Dado que Cristo es el único sin pecado, Él mismo es nuestra justicia. Pilato dio testimonio de su perfección cuando dijo: “Ningún delito hallo en él” (Juan 19:4). La esposa de Pilato le pidió “No tengas nada que ver con ese justo” (Mateo 27:19). El ladrón en la cruz testificó “éste ningún mal hizo” (Lucas 23:41). El centurión que vio la muerte del Señor, gritó “Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47). Incluso los demonios le reconocieron como “el Santo de Dios” (Marcos 1:24). Ninguno pudo responder afirmativamente cuando Jesús preguntó: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”. La hermosa túnica de lino, entonces es la imagen de Cristo, el hombre perfecto, que a través de nuestra fe se convierte en nuestra rectitud.

La faja fue una hermosa pieza de mano de obra, hecha de lino y bordada en azul, púrpura y escarlata. La faja, simboliza la fuerza para el servicio. “cíñete, y sírveme” (Lucas 17:8). “Y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad” (Isaías 22:21). Jesús fue el siervo perfecto, pues Él “no vino para ser servido, sino para servir” (Mateo 20:28). 

El efod, era en sí un chaleco, una túnica sin mangas que descendía por debajo de la cintura. Se ataba a los hombros por medio de dos piedras de ónice, cada piedra acompañada de los nombres de seis de las tribus de Israel. Esto nos recuerda a las ovejas perdidas que el pastor encontró y llevó de nuevo en sus hombros. Así como Aarón continuamente llevaba ante el Señor los nombres que estaban en su corazón, del mismo modo nuestro sumo sacerdote tiene a los santos en su corazón. Debido a esto, Él es “poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 24). Las joyas representan a los santos: “Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe” (Malaquías 3:17).

El pectoral era una bolsa colocada en la parte delantera del efod y sujetada por medio de cadenas de oro. Dos objetos llamados Urim y Tumim se colocaban en esa bolsa. Los significados de esas palabras son LUZ y PERFECCION. La Escritura revela poco acerca de esos objetos, pero el sacerdote los consultó cuando deseaba obtener una respuesta del Señor.

LA MITRA

Se hizo de lino fino (Éxodo 28:39). La palabra mitra, viene de una palabra hebrea que significa “recapitulación”. Así el lino blanco fue envuelto en pliegues para formar un turbante que fuera colocado en la cabeza del sumo sacerdote. En las Escrituras, la cubierta de la cabeza simboliza la obediencia a una potestad superior. Esta es una razón por la que el Nuevo Testamento manda a las mujeres cristianas a que se cubran sus cabezas, porque el hombre es cabeza de la mujer. El cabello largo es dado a la mujer por cubierta (1º Corintios 11:15). El cabello largo de una mujer cristiana, es un reconocimiento de su parte, de que en la casa el marido es el jefe. Esta relación representa constantemente a Cristo y a la iglesia, con la iglesia proclamando de continuo a Cristo como su cabeza.

El mismo principio de la cabeza cubierta aplicaba al sacerdote. Se requería obediencia absoluta de parte del sumo sacerdote. Por lo tanto, en la mitra o turbante, vemos a Cristo como el más grande obediente que se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8). La mitra también muestra que los santos, los sacerdotes de Dios que hoy en día se encuentran sobre la tierra, deben estar vestidos de obediencia, incluso si eso implica que podamos morir.

LA DIADEMA

En la mitra se colocaba una placa de oro que tenía grabadas las palabras “SANTIDAD A YHWH”. Nuestro sumo sacerdote es la santidad de los que le sirven. Él nos hizo aceptos en el Amado (Efesios 1:6). Cristo se convierte en nuestra santidad, pero esto de ninguna manera le da licencia a un creyente para que cometa actos impíos. “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿Cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2). Si nuestros miembros han sido dados al Santo, vamos a vivir vidas santas. De hecho, la vida santa ante Dios, es parte de nuestro culto, “postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad” (Salmos 29:2). Aquellos que siguen los deseos de la carne, aduciendo que Cristo es su santidad, independientemente de su estilo de vida, se alejarán avergonzados en la venida del Señor, porque sin santidad “nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). La diadema de oro representa a Jesús como el Santo de los santos, mencionado tantas veces en la Escritura.

EL EFOD

Era de una pieza y tenía un agujero para la cabeza, siendo fabricado de tal manera que no podía ser desgarrado. Había una fila de campanas de oro y granadas colocadas alternadamente en toda la orla del efod. “Y estará sobre Aarón cuando ministre; y se oirá su sonido cuando él entre en el santuario delante de Jehová y cuando salga, para que no muera” (Éxodo 28:35). En la túnica tenemos una imagen de Cristo como el hombre celestial. Su trono está en los cielos; su reino, en la actualidad, es el reino celestial.

Cuando el sacerdote entraba a desempeñar su servicio detrás del velo, los que estaban fuera del Tabernáculo podían oír el sonido de las campanas de oro. El sacerdote levantaba el velo y entraba en el Tabernáculo siendo ocultado por completo de la vista de la gente. Si Dios se negaba a aceptar el sacrificio que el sacerdote había hecho por sí mismo y por el pueblo, Dios habría azotado al sumo sacerdote con la muerte, y todas las personas habrían tenido que soportar la culpa de su propio pecado. Su aceptación ante Dios, dependía del éxito del sumo sacerdote cuando ministraba detrás del velo. En cada movimiento del sacerdote, las campanas transmitían la noticia de que el sumo sacerdote estaba vivo, que la ofrenda había sido aceptada, y que se encontraba ministrando ante Dios para apartar la sentencia de un pueblo culpable. El pueblo estaba seguro de que las transgresiones de un año eran “cubiertas”, aunque el sacerdote estuviera oculto de su vista. Del mismo modo, nuestro sumo sacerdote, el Señor Jesús, dejó este mundo en el momento de su ascensión. En el Monte de los Olivos, los discípulos vieron al Sumo sacerdote desaparecer de su vista cuando Él entró en Lugar Santísimo, es decir, en el mismo cielo.

Para obtener el perdón de los pecados, dependemos de si Jesús está vivo y en el cielo. Durante dos mil años Él ha sido invisible para su iglesia. ¿Cómo sabemos que Él está vivo, que Dios ha aceptado su ofrenda y que Él está ahora en el cielo? Si Jesús cumple fielmente con todas las atribuciones de sumo sacerdote, entonces, de alguna manera, Él debe enviar un testimonio desde el Santo Lugar en el cielo, similar al sonido de las campanas de oro que estaban en la vestidura del sumo sacerdote. ¡Esto lo hizo exactamente en el Día de Pentecostés! Ese día, 120 personas obedecieron la orden del Señor, permaneciendo en Jerusalén esperando el poder de lo alto. A medida que ellos perseveraron en la oración, vino de repente del cielo, el sonido como de un viento recio que soplaba. Se repartieron lenguas como de fuego asentándose sobre cada uno de ellos, y todos comenzaron a hablar en otras lenguas, según como el Espíritu les daba que hablasen (Hechos 2:1-4). 

Muchos de ellos habían sido testigos oculares de la resurrección de Jesús, pero era imposible que ellos pudieran atestiguar que Jesús estaba ministrando desde el cielo a su favor. A pesar de que no podían verle, sabían que el Cristo vivo estaba glorificado en el cielo, por el derramamiento del Espíritu Santo acompañado con la evidencia de las lenguas, así como las campanas informaban del bienestar del sumo sacerdote.

Con este estudio tendremos una ventana abierta para entender el oficio de Cristo en este mundo, quién es Jesús y su relación de porqué por medio de su sangre nos quita el pecado a todo el mundo y nos da una salvación. 


¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!  

Juan 1:29


Dios te bendiga.

- Elysaul PR -